La tercera parte de "The Hangover", de estreno el próximo jueves en Estados Unidos, supone el adiós a la saga de humor más exitosa del siglo XXI, clave en propulsar a Bradley Cooper a la categoría de estrella de Hollywood, un actor que, según admitió, nunca imaginó que alcanzaría su estatus actual.
"Tanto mis compañeros de reparto como yo hemos tenido mucha suerte", dijo el intérprete de 38 años en una charla con un grupo reducido de medios, entre ellos Efe, en el hotel Caesars Palace, de Las Vegas (Nevada), donde se desarrolla parte de la acción del filme.
"El éxito de estas películas nos ha dado estabilidad económica y nos ha permitido hacer otros proyectos. Nunca vinimos a esta industria pensando en hacer dinero. Quise ser actor previendo que iba a pasarlo mal en mi carrera, pero también sabiendo que iba a merecer la pena. Tener ahora ese confort es una locura. Nunca pensé que fuera a ocurrir", manifestó.
Cooper es el rostro más reconocible del llamado "Wolfpack", el grupo de amigos que en cada entrega de la franquicia se ve envuelto en una aventura cada vez más grande y más alocada. Primero fue la extravagante despedida de soltero de Doug (Justin Bartha) en Las Vegas. Después, la de Stu (Ed Helms) en Bangkok.
Ahora tratarán de ayudar a Alan (Zach Galifianakis) a superar una crisis personal.
Las dos cintas anteriores recaudaron más de mil millones de dólares en total.
"No había manera de imaginar esto. Sabíamos que era especial, pero era imposible predecir que fuera a ser un éxito global", sostuvo Cooper.
"Es triste decir adiós a los personajes. Es el final, seguro. Así lo quiere el director, Todd Phillips. Nunca hemos valorado hacer una cuarta parte. El rodaje tuvo jornadas duras y exigentes, pero cada día era un regalo. Sabemos que somos unos privilegiados", añadió.
En esta entrega se cierra el círculo con una historia cuyos caminos (incluida una parada en Tijuana, México) llevan de nuevo a Las Vegas, después de que entre en acción un mafioso encarnado por John Goodman que usará al "Wolfpack" para localizar a su rival, el inefable Mr. Chow (Ken Jeong), un personaje que cobra gran relevancia.
"Al leer el guión sentí felicidad. Todos nos mandamos mensajes de texto diciendo lo bueno que era. Todd lo volvió a hacer", indicó Cooper, candidato al Óscar por "Silver Linings Playbook".
"Esta vez creo que podemos permitirnos que los personajes lleven el peso de la acción, sin necesidad de usar el gancho de lo sucedido en una noche anterior de locura", agregó.
Cooper, Galifianakis y Helms charlan con la espontaneidad de quien no se ve a sí mismo como una celebridad. Se muestran afables, cercanos y con los pies en la tierra a pesar de su fama.
Son como un "Wolfpack" real, precisa rápidamente Helms. De hecho, él y Galifinakis fueron juntos la noche anterior a ver un concierto de The Rolling Stones. Cooper, en cambio, se decantó por Elton John.
"Compartir el éxito con ellos es único", sostuvo Helms, protagonista de la serie "The Office". "No permitimos que ninguno se descontrole. A veces es difícil navegar las aguas y es fácil cometer errores tras un éxito así. No toleramos que ninguno se relaje. Y no hay egos", apuntó.
La clave de esa buena sintonía entre los protagonistas es el respeto que se profesan y el hecho de que el reconocimiento les llegó a todos siendo adultos.
"Queremos estar aquí. Y no hay que olvidar que es un trabajo. Hay que ser profesional. La gente puede pensar que somos raros si se ciñen a nuestros personajes, pero la realidad es que sólo somos actores", indicó Galifianakis, cuyo delirante personaje ya es parte de la cultura popular gracias a sus acciones y sus recordadas frases.
"El humor de estas películas es valiente y atrevido. Te ríes y de inmediato te preguntas si es adecuado reirse por lo que acabas de ver. Confunde tu personalidad. Creo que Todd ha modernizado la comedia con una comicidad muy física y políticamente incorrecta, nacida en los clubes de comedia", declaró el actor.
Fuente: El Informador
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