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lunes, 24 de junio de 2013

Phantom le teme al quirófano

Letra, originalidad y talento es lo que ha demostrado el reguesero Phantom, uno de los máximos exponentes del rapeo y la lírica, no solo en el patio, sino internacionalmente.

Este carismático reguesero, que se encarga de componer las plenas de la agrupación Comando Tiburón, confió a VIVA cómo llegó al mundo del reggae y la transformación de su imagen durante los últimos años.


Inicios como reguesero

Aunque no tiene bien claros los años que tiene de cantar, lo que sí sabe es que su pasión por la música viene desde que era jovencito.

Recuerda que entró a este mundo un día que estaba en casa de un primo, donde se reunían los artistas “Waka”: Latin Fresh, Tommy Real, Japanese y otros de los Scaredem Crew, y por designios del destino quedó grabando con ellos.

En ese momento tenía trabajo como “crupier” en un casino. “Luego de un tiempo en ambas ramas, tuve que escoger entre la música y el casino, ya que ambas profesiones eran de noche, y como soy una persona que le gustan los retos y se propone hacerlos bien, comencé en la música”, dijo.

Recuerda haber abandonado el casino teniendo una ganancia fija y a su esposa embarazada, por lo que le fue difícil al principio, así que empezó a trazarse metas.

Cambio de imagen

Iván Broce, nombre de pila de Phantom, confiesa que no era una persona obesa, pero hubo sucesos en su vida que lo deprimieron y pusieron nervioso y le hicieron comer como un atorrante, lo que trajo como resultado una gordura excesiva, al extremo de que le afectaba en todo, inclusive hasta para ir al baño, ya que tenía que orinar sentado.

“Yo llegué a pesar más de 330 libras y estuve más gordo que Rolo, pero cuando estás gordito, la gente te quiere porque eres como un peluche en vitrina que estás ‘pritty’, pero se van con los ‘hot Wheels’”, compartió.

El artista puso de su parte y un buen día decidió hacer un cambio por su salud.

“Recuerdo que una noche estaba en la casa de Predikador con Rolo y Flecha grabando y comiendo pan con tuna y patacones, que nos hizo la mamá de Predikador. Al salir de ahí me detuve en la calle y por cosas del destino había un charco, miré mi reflejo y era algo vulgar, tenía que estirar bien el cuello para verme, porque el tamaño de mi barriga no me lo permitía, desde esa vez me propuse bajar de peso”, confesó.

Para lograr óptimos resultados jamás pasó por un quirófano ni mucho menos por tratamientos de pastillas, aunque recuerda haber tomado unos medicamentos recomendados por Rolo, pero los dejó de una vez, ya que le provocaban náuseas.

Su secreto para rebajar fue eliminar la soda, el pan y el arroz, alimentos que considera que son un veneno en la dieta. Entre risas confiesa que los primeros días de la dieta son los más difíciles, puesto que sufría de ansiedad, así que comía piña y galletas integrales.

El primer mes de dieta, para no desconcentrarse, no se pesó, colocó en la refrigeradora y la estufa fotos de hipopótamos, elefantes y animales gigantes con letreros que decían “si quieres seguir siendo un gordo, abre la puerta de la refri”, y todos los días lo leía.

Expresa que luego de empezar a bajar de peso su vida cambió, mejorando así en lo sexual, visual, artístico y espiritual.

Hubo un momento en que rebajó demasiado y tuvo que detenerse, pues se veía enfermo, luego sufrió de la vesícula y ese problema lo ayudó a cambiar de actitud.

Acepta que para él no era nada fácil competir contra Rolo, quien era un ícono gordito y llevaba muchos años de trayectoria, así que buscó la técnica de usar guantes para quedarse grabado en la mente de las personas y que no dijeran: “el Comando Tiburón y el otro”.

Hasta el Sol de hoy, las personas lo recuerdan por sus guantes, pero siente que a estas alturas de su vida ya no es necesario utilizar una prenda, porque ya tiene su imagen bien marcada y saben que es otro Comando Tiburón.

Tras cinco años de haber bajado de peso se siente mejor que nunca, se mantiene comiendo saludable y cree que no es necesario hacerse cirugías.

Evolución en el vestuario

“Comencé con un estilo neoyorquino, el cual tenía como objetivo engañar la visión y no verme tan gordo.

Nunca abandoné la ropa de EcoDriver, porque mi amigo Humberto me conseguía ropa extra grande”, admitió el intérprete de “Plena monstruosa”.

Con los años comenzó a tatuarse más; lo que nunca le ha gustado es usar ropa demasiada pegada, debido a que no invierte tiempo en ir al gimnasio.

Broce expresa que le gustaría realizarse una operación en el abdomen, que quedó flácido y con estrías después de rebajar, pero se detiene por miedo, ya que una amiga falleció al someterse a una operación en esa área; considera que los cambios son estéticos y siempre piensa en sus hijas, a quienes tiene que cuidar, dejándose llevar por la frase: “La vanidad y el pecado es lo favorito del diablo”.

Fuente: Karoline Santana /VIVA /

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